es el sobrino del señor bennet un clerigo es su pariente varon mas cercano por lo que heredara longburg
a la muerte del señor bennet collins es un sicofante pomposo y de mente estrecha
lunes, 25 de julio de 2011
es el amigo mas cercano de darcy a pesar de sus diferentes personalidades es un joven extrovertido , afable y rico que alquila una propiedad cerca de la finca de los bennet . A diferencia de muchos de su circulo , el es asequible y se mezcla facilmente en compañia de otros se siente atraido por jane bennet quien coresponde a sus sentimientos
Lydia Bennet es la más joven de las hermanas. Tiene quince años cuando comienza la narración. Lydia es muy coqueta, inocente, cabezota e imprudente. Es una holgazana, dedicada a seguir sus caprichos frívolos, especialmente la caza de los oficiales acuartelados en Meryton. El señor Wickham la seduce y ella se fuga con él sin pensar mucho en las consecuencias para su familia. Luego, gracias al señor Darcy, Wickham se casa con ella a cambio de que le pagaran la boda con Lydia y dinero.
Jane Bennet es la mayor de las hermanas Bennet. Tiene veintitrés años de edad al principio de la novela, y es considerada generalmente la más hermosa de las hermanas. La hondura de sus sentimientos es difícil de discernir para aquellos que no la conocen bien, debido a sus maneras reservadas y su dulzura para con todos. Ella es incapaz de creer lo peor de la gente, viendo sólo lo bueno. Se enamora de Charles Bingley, y queda desolada cuando él abruptamente rompe su relación sin más explicaciones. Con el tiempo, sin embargo, el malentendido por parte de él queda aclarado y ella lo acepta como marido.
La señora Bennet es la esposa quejumbrosa, excitable y maleducada del señor Bennet, la madre de Elizabeth y sus hermanas. Es frívola y poco inteligente. Su principal preocupación en la vida es ver a sus hijas bien casadas, sin importarle con quién mientras sean ricos y las cuiden después de la muerte del señor Bennet. Sin embargo, sus esfuerzos se ven obstaculizados por su naturaleza imprudente y las frecuentes meteduras de pata en sociedad. Desde el primer momento, Jane Austen advierte que la Sra. Bennet es "peligrosamente tonta, que está jugando irresponsablemente con la decisión más importante que sus hijas van a tener que tomar".1
La familia Bennet
El señor Bennet Cabeza de la familia Bennet. Es un caballero inglés con una finca en Hertfordshire, está casado con la señora Bennet y tiene cinco hijas. Desafortunadamente, su propiedad está vinculada a un descendiente por vía masculina (el señor Collins). El señor Bennet es un hombre agradable, inteligente y sarcástico; algo excéntrico, sólo puede divertirse a costa de su "nerviosa" esposa y sus dos hijas - Kitty y Lydia. Se siente más cercano a Jane y, sobre todo, a Elizabeth, las dos hijas mayores, que son las más sensatas de sus retoños. Ha encontrado el equilibrio quedándose en la soledad de su estudio y desentendiéndose de la crianza de sus hijas. Con ello en cierto sentido abandona sus responsabilidades hacia la familia y lleva casi al desastre.
Fitzwilliam Darcy es el personaje masculino central de la novela, y segundo interés amoroso de Elizabeth. Es un hombre inteligente, rico y tímido, que a menudo parece arrogante y orgulloso a los extraños, pero posee debajo de esa fachada un interior honesto y bueno. Inicialmente, considera a Elizabeth socialmente inferior a él, no merecedora de sus atenciones; pero descubre que, a pesar de sus inclinaciones, no puede negar sus sentimientos por Elizabeth. Su primera proposición es rechazada debido a su orgullo y el prejuicio de Elizabeth contra él. Adora a su hermana Georgiana y es suficientemente inteligente para darse cuenta de la atención que atrae sólo por su posición social.
Elizabeth Bennet es la protagonista de la novela. Elizabeth es la segunda de las cinco hijas de los señores Bennet, y es una atractiva joven de veinte años cuando comienza la historia. Es la favorita de su padre, de quien ha heredado su inteligencia e ingenio. "Es de una viva inteligencia, de una sabiduría alejada de toda pedantería, lo que le permite soportar serenamente y con indulgencia la estrecha atmósfera provinciana que le ha tocado vivir". Al principio, confundida por las primeras impresiones, la despista el frío comportamiento externo del Sr. Darcy. Sin embargo, es suficientemente sabia y madura como para, con el tiempo, superar sus prejuicios.
La novela describe poco más de un año en la vida de un pequeño grupo de jóvenes en el campo cerca de Londres en el cambio de siglo, (del XVIII al XIX) reinando Jorge III. En el centro de esta sociedad se encuentra la adorable y muy alocada familia Bennet, con sus cinco hijas casaderas,de entre 15 y 23 años (de mayor a menor: Janes, Elizabeth, Mary, kitty y por último Lydia). La señora Bennet ve al matrimonio como única esperanza para sus hijas pues a la muerte del señor Bennet las jóvenes quedaran abandonadas a su suerte cuando el señor Collins (heredero de todo debido a que la propiedad está vinculada) tome posesión. El vínculo, especie de fideicomiso, implica que sólo se transmite por la línea masculina, de manera que al fallecimiento del padre, la madre y las hijas perderán la mayor parte de la fortuna. La Sra. Bennet está muy emocionada por las noticias de la llegada de un hombre soltero "de considerable fortuna" al vecindario: Charles Bingley. El Sr. Bingley ha alquilado la finca Netherfield donde planea establecerse temporalmente con sus dos hermanas, la Srta. Bingley y la Sra. Hurst, así como su cuñado, el Sr. Hurst. La señora Bennet espera casar a alguna de sus hijas con el señor Bingley.
Poco después, Bingley y su grupo, que ahora incluye a su amigo íntimo, Fitzwilliam Darcy, acuden a un baile público en el pueblo de Meryton. Al principio, Darcy suscita admiración debido a su elegante figura y sus ingresos de 10.000 libras al año. No obstante, rápidamente los vecinos lo consideran orgulloso, alguien que los desprecia como socialmente inferiores. De hecho así lo considera la familia Bennet, cuando Elizabeth Bennet oye a Darcy declinar la sugerencia de Bingley de que la saque a bailar, pues no la encuentra suficientemente hermosa para merecer su atención. Este comentario la hiere en su orgullo y aprovecha cualquier ocasión para hacer uso de su ingenio, permitiéndose ironías que bordean lo admisible en una joven. Bingley, por su parte, resulta muy agradable. Baila con varias de las jóvenes disponibles en el lugar, pero desde el principio muestra una decidida admiración por Jane Bennet, la mayor de las hermanas. Deseosa de animar esta unión tan ventajosa, la Sra. Bennet intenta forzar que Jane y Bingley se puedan encontrar juntos.
Poco después del baile, el Sr. Collins, el primo que heredará el patrimonio Bennet, visita a la familia. Collins es una figura cómica, un clérigo pomposo y bufón cuya idea de una tarde amena es leer a sus primas los Sermones de Fordyce, se complace en dejar caer a cada momento el nombre de su gran patrona, Lady Catherine de Bourgh. Siguiendo la imperiosa sugerencia de Lady Catherine de que debe casarse, Collins ha decidido compensar su papel en el futuro empobrecimiento de sus primas casándose con una de ellas. El Sr. Collins propone matrimonio a Elizabeth, pero esta lo rechaza tajantemente. Aunque la Sra. Bennet intenta promover el matrimonio, el Sr. Bennet apoya la decisión de su hija favorita.
Mientras tanto, Elizabeth comienza a enamorarse de un oficial recientemente llegado, el Sr. Wickham, que sostiene que ha sido privado de su legítima herencia nada menos que por el Sr. Darcy, con lo que se fortalece la reprobación de Elizabeth, dados los prejuicios que tiene hacia Darcy. Después de que Elizabeth rechace al Sr. Collins, este se casa rápidamente con Charlotte Lucas, la mejor amiga de Elizabeth, quien acepta su ofrecimiento con una estimación realista de sus opciones dado que ya ha cumplido 27 años y sólo tiene una pequeña dote.
Cuando Bingley decide, repentinamente, marcharse de nuevo a Londres, Elizabeth sospecha que Darcy está detrás de esta separación. Elizabeth visita a Charlotte, que vive ahora bajo el dominio de la tía de Darcy, Lady Catherine. Estando con ellos, Darcy visita a su tía, en la propiedad vecina, Rosings. Elizabeth y Darcy están obligados a verse diariamente. Los encantos de Elizabeth, con el tiempo, acaban encantando al Sr. Darcy, lo que provoca que finalmente le declare su amor por ella "contra su propia voluntad" y le expresa su deseo de casarse con ella, "a pesar de su origen inferior, su degradación, su reprensible familia...".
Sorprendida e insultada por tan arrogante método de proponer matrimonio, nuevamente herida en su orgullo, así como por haber descubierto recientemente que Darcy convenció a su amigo Bingley para que cortara la relación con Jane y desdeñándolo aún por sus supuestas injusticias hacia Wickham, Elizabeth lo rechaza en términos inequívocos, diciendo que él es "el último hombre en el mundo con el que podrían convencerla para que se casara". Esta propuesta de matrimonio (en el capítulo 34 de la novela) es el momento trascendental de la trama. Al día siguiente, Darcy intercepta a Elizabeth mientras esta da su paseo matutino, le entrega una carta y se despide fríamente. En la carta, Darcy justifica sus acciones en relación a su interferencia en la relación entre Bingley y Jane, reconociendo que lo hizo porque, habiendo observado a Jane (también Darcy practica la observación como un arte social), creía que Bingley no significaba nada para ella, por lo que sólo quería proteger a Bingley de una relación desafortunada. Revela asimismo su historia en relación con el Sr. Wickham y la verdadera naturaleza de éste. No le ha privado de la herencia, es sólo que Wickham prefirió una elevada cantidad de dinero en un solo pago, en lugar de una posición estable vitalicia. Los problemas financieros de Wickham provienen de su inestable estilo de vida y su afición al juego. Además, es un libertino que intentó fugarse con Georgiana, la hermana de 15 años de Darcy. Elizabeth queda avergonzada a la vista de estas aclaraciones y reconoce que el orgullo y el prejuicio la habían cegado. No obstante, lamenta el haber rechazado a Darcy y sólo desea volver a verlo.
Más tarde, Elizabeth se va de vacaciones con sus tíos, los Gardiner, por Derbyshire; la convencen para que visite Pemberley, la finca de Darcy, mientras él se encuentra fuera. Queda impresionada por su tamaño y organización, así como por las alabanzas que recibe de su ama de llaves. Por ello se siente avergonzada cuando se lo tropieza inesperadamente mientras hace una visita por los terrenos. No obstante, su comportamiento respecto a ella ha cambiado, es más cálido que en su anterior encuentro; esto, unido a la manera educada y amistosa con que trata a sus tíos los Gardiner, empieza a hacer pensar a Elizabeth que bajo su orgullo yace una naturaleza leal y generosa. Esta segunda opinión sobre Darcy viene apoyada por su encuentro con su hermana menor, Georgiana, una chica agradable y tímida a quien Darcy adora.
Justo cuando su relación con Darcy empieza a ser más distendida, Elizabeth queda horrorizada al saber que, en su ausencia, su obstinada hermana menor Lydia ha captado la atención de Wickham y se ha fugado con él: una relación sin matrimonio y un hijo ilegítimo destruirían el honor de los Bennet y reduciría las posibilidades de matrimonio de las otras hermanas. Cuando la familia investiga, descubren que Wickham abandonó el servicio para eludir deudas de juego. Cuando Elizabeth cuenta esto a Darcy, él asume la misión de encontrar a Wickham y sobornarlo para que se case con Lydia, por sentirse en parte responsable al no haber revelado a tiempo el verdadero carácter de Wickham, pero lo mantiene en secreto para Elizabeth y su familia. Darcy consigue encontrar a Lydia y Wickham en Londres e induce a Wickham a casarse con Lydia, pagando su boda y dándole dinero.
Elizabeth descubre accidentalmente el papel de Darcy gracias a los despreocupados comentarios de Lydia, más tarde confirmados por su tía, la Sra. Gardiner. Éste acto final completa un giro radical en los sentimientos de Elizabeth, y ella comienza a lamentar haber rechazado la proposición de matrimonio que le hiciera Darcy, comprendiendo que las primeras impresiones, guiadas por el orgullo y el prejuicio, no siempre son las verdaderas.
Lady Catherine descubre los sentimientos de Darcy hacia Elizabeth, lo que amenaza su ambición, largamente sentida, de casarlo con su propia hija. Mientras Darcy se encuentra en Londres, su tía visita inesperadamente a Elizabeth y con brusquedad intenta presionarla para que lo abandone, sin conseguir nada. Irónicamente, éste hecho sella la relación entre Elizabeth y Darcy, pues cuando Lady Catherine se queja a Darcy de la obstinación de Elizabeth, él se da cuenta de que los sentimientos de ella han cambiado, lo que le da esperanzas suficientes para intentarlo otra vez. Cuando Darcy le propone matrimonio por segunda vez, Elizabeth acepta. Las hermanas Jane y Elizabeth se casan poco después con el Sr. Bingley y el Sr. Darcy respectivamente, momento en el que acaba la historia.
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